Las lanas y las agujas siempre fueron cómplices de enlaces de cariño. Yo aprendí a tejer con mi madre y a bordar con mi tía, después de grande realicé cursos de telar, comencé a hacer tapices junto a mi hijo de cuatro años, tejía tapices con bastidores, él también aprendió a tejer con las navetas en un telar chiquito que usaba para muestras, muchos ratos se entretuvo con estas manualidades.
Hoy después de muchos años, mi nieto también de cuatro años comenzó a pedirme el telarcito, el mismo que usara el padre. Cuando lo veo luchando con los hilos, al contemplar su rostro, una mezcla de alegría, ternura y tristeza me invade.
Se repite la historia, poder compartir esos instantes, su mundo y su pícara alegría, escuchar su vocesita pidiéndome que le enseñe a tejer, es la trama del amor, la urdimbre de la vida la que de su mano comparto el bello país de la infancia.
Susana Sorrentino
Villa de Merlo San Luis
http://www.tejidos-picaflor.com.ar/
sorrentino_merlo@yahoo.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario