Recuerdo un pequeño baúl que al abrirlo emitía una suave melodía, era una caja musical de mi madre, donde guardaba retazos pequeños de telas hermosas: encajes, sedas estampadas, algodones muy coloridos , todas traídas de Europa. Yo las tocaba para sentir su textura y deleitarme con sus colores. Solo me prestaba ese cofre cuando estaba enferma en la cama, pues había sido de ella cuando era chica y no me cansaba de darle cuerda con una pequeña llave para escuchar mil veces su sonido.
Después con mi maquinita de coser "Norita", de juguete cosia trapitos imitando la costura que hacían las máquinas de coser grandes , como las de mi tía y mi mamá.
Son nuestros recuerdos y vivencias las que aportan experiencia y amor a todos nuestros emprendimientos.
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